Cantar a pleno pulmón. Pisar el césped con los pies descalzos. Comer nocilla con los dedos de las manos. Hacerte gritar. Los besos de esquimal. Y los de mariposa. Reir hasta que me duela la barriga. Bailar bajo la lluvía. Saltar más alto que nadie. Tirarme a la piscina con ropa. Hacerme pasar por guiri. Ser feliz. Poner la música alta hasta que se quejen los vecinos. Viajar. Quitarte la ropa. Leer la Sombra del Viento. Que me hagas cosquillas. Subir en montañas rusas. Perderme por el bosque. Desayunar donuts de chocolate. Escuchar los susurros del viento. Coleccionar secretos. Las tardes de invierno. Subir hasta el cielo. Comerte a besos. El sonido de la lluvia. Patinar sobre el hielo.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Blancanieves odia las manzanas.

Bella era como una manzana en un árbol. Las mejores manzanas, están en lo más alto de la copa. Y los príncipes no quieren ir en busca de las mejores manzanas porque tienen miedo de caerse y hacerse daño. En lugar de ir a por ellas, van a por las manzanas del final, cercanas al suelo, que aunque no son tan buenas, son más fáciles. Entonces, Bella, la manzana de la copa, piensa que algo va mal con respecto a ella, cuando sin embargo es impresionante.  Simplemente, tiene que esperar al príncipe adecuado, al príncipe que sea capaz de todo, que tenga la valentía suficiente para escalar hasta la copa del árbol.
Y aquí es cuando entra Eric, un príncipe que estaba tan enamorado de ella que trepó y trepó hasta lograr alcanzarla. Y por el camino se tropezó, se arañó, se hizo daño, lloró, gritó e incluso pensó en darse la vuelta. Pero no lo hizo, porque caerse está permitido, pero levantarse es obligatorio... Por eso siguió y siguió subiendo hasta la copa más alta para alcanzar la manzana más bonita. Bella.